lunes, 23 de enero de 2012

El sueño de la razón produce monstruos

La época de exámenes se está volviendo mi particular muerte. Es como una muerte agónica. Los síntomas físicos son desde luego preocupantes: ansiedad, insomnio, pesadillas, taquicardias, dolor, agotamiento, apatía... La sensación es que me voy a quedar en el sitio, que en cualquier momento voy a perder el sentido, voy a caer, y todo será oscuro, y estaré sola. Pero lo que más asocio de esta época con la muerte, es que toda mi vida pasa por delante de mis ojos. Pienso en todo lo que me ha ocurrido, en su sentido, en qué podría haber hecho; los hechos relevantes se aparecen ante mí como tales, y no puedo hacer otra cosa que prestarles la atención que merecen. Al contrario de la muerte, no solo veo lo que ha pasado, sino lo que ha de pasar, cuáles son mis siguientes pasos, qué debo hacer si no quiero morir así. Todos soñamos con una muerte trágica, pero lo que necesitamos en verdad es irnos preparados, dejando atrás a personas preparadas para la pérdida. La vida plena quiero vivir. Veo lo que puede llegar a pasar cuando todo esto acabe, y vuelva a estar expuesta al día a día que yo he de construir. Es mi vida. Algunos dicen que hay que dejarse llevar, y que las cosas pasen solas, pero ese no es mi estilo. Mientras el poder esté en mi mano, tengo que ser consciente de que lo ejerzo y no estoy dejando casi nada al azar. No quiero estar viviendo a ciegas y dentro de un tiempo decir: ¿cómo he llegado a esto?, ¿esto es lo que yo quería, o lo más cercano a ello? No encuentro ni un momento de paz interior, tengo que estar siempre pendiendo de un hilo, qué voy a hacer si yo soy así y creo estas relaciones, estas situaciones, en las que siempre hay un elemento que me atormenta. Y ahora, más que nunca, en la maldita época de exámenes, los problemas me atormentan. Y evito hablar con la gente, porque si me pongo a hablar no paro, y el problema sería finalmente una realidad que mi propia voz sería imposible de acallar, retumbaría en mi cabeza con todas las palabras, sentimientos hechos texto, estúpida complejidad del pensamiento narrado que hace que esté más asentado. Aunque el problema exista, no puedo hacer frente ahora, y además creo que en esta época se siente todo de otra forma y no puedo estar segura de que todo vaya a seguir igual de negro dentro de dos semanas. Lo que quiero decir es... Que no me molestes. O me moriré de verdad. Sí, desde luego esto no es igual que la muerte, porque la resurrección ocurre y toda la mierda está esperándote para darte la enhorabuena. 
PD: mientras escribía esto he tenido dos taquicardias.