martes, 23 de noviembre de 2010

Sobre la desfachatez.

Hoy me ha ocurrido algo. Bueno, no a mí exactamente, pero me he visto envuelta en ello. Esta mañana he salido de mi casa y he subido mi calle pasando a otra muy concurrida. Lo que me he encontrado es a una señora mayor, de unos ochenta y pico años, tirada en el suelo y otra mujer atendiéndola. Yo me he parado a ayudar. La señora mostraba la nariz grisácea, y no paraba de sangrar por la boca. La pobre estaba bastante aturdida y temblaba; por el miedo a la caída, por el daño que habría sufrido. En esto ha llegado otra mujer y también se ha quedado para echar una mano. La señora nos ha dicho que estaba yendo en ese momento al hospital San José de Madrid - que por cierto, es privado - porque tenía cita para hacerse unas pruebas. Entonces la primera mujer ha aprovechado y se ha ido al hospital, que estaba a una sola manzana del lugar, para pedir que nos ayudaran a socorrerla. Entre tanto nos hemos quedado la otra mujer y yo, dándole constantemente pañuelos a la señora, que no paraba de sangrar por la boca y ya se había manchado en abrigo y el jersey. Un repartidor de alimentos, que se encontraba en el centro de hostelería de al lado, nos ha ofrecido su ayuda y nos ha indicado dónde estaría si queríamos algo. Otra mujer se ha parado a interesarse y ayudar y se ha quedado con nosotras. La primera ha vuelto del hospital muy disgustada porque le habían negado la ayuda y la habían despachado con un "que se coja un taxi". Mientras ella esperaba a que llegara un taxi, nosotras seguíamos allí, y ha llegado una controladora de parquímetros - o creo que ese era su trabajo, vamos - que se ha quedado a asistir a la señora y ha llamado a una ambulancia, que por lo visto ya estaba avisada y venía de camino. Otro señor más que iba conduciendo se ha parado en la esquina para ver si necesitábamos algo, y se ha vuelto a ir ante la negativa. La tercera mujer ha ofrecido su coche para llevarla ella misma al hospital. Después la señora, que se iba encontrando mejor y había dejado de sangrar visiblemente, quiso apoyarse en la pared y llamamos al hombre que estaba en el bar para que nos ayudara con ella, y así hizo. La segunda señora, al ver que no había nada más que hacer, se despidió y se marchó. Mientras, la primera mujer y la controladora de parquímetros hablaba con la señora, preguntándole si quería que llamaran a alguien, y la tercera se ha ido al hospital a ponerles de vuelta y media. Al poco de volver ella - sin ningún resultado - ha llegado la ambulancia. Los dos hombres la recogieron y la tercera se fue. Cuando ya habían metido a la señora en la ambulancia, yo me he ido. Las dos que quedaban se estaban dando los teléfonos para comunicarse sobre las novedades del caso, ya que la controladora de parquímetros pensaba pasarse por el hospital para ver cómo seguía la señora. He ido a clase deprisa, pues llegaba tarde a unas prácticas obligatorias, pero aun así iba consternada por lo que había pasado. Todo esto ha durado unos veinte minutos.

Al volver de clase unas horas después, he pasado por el hospital. Quería una hoja de reclamaciones para poder manifestarme de manera más formal sobre lo sucedido. La mujer que había allí me ha denegado la hoja de reclamaciones al no ser yo paciente del hospital - además me ha mandado a hablar con Atención al Cliente en vez de explicarme ella misma por qué no podía yo rellenar la dichosa hoja -, y nos hemos puesto a discutir sobre lo sucedido. Entre otras cosas, me ha dicho que la mujer se había inventado lo del taxi, y que ella misma había llamado a la ambulancia. Ha tenido bemoles de decirme con tono desafiante que si yo tenía testigos de lo del taxi, ella tenía más testigos de lo "realmente" sucedido - a lo que yo me he quedado anonadada, ¿qué se supone que significa eso?. Finalmente me ha dicho que le había dicho a la mujer que los médicos no podían salir de quirófano para atender a alguien de la calle - usted perdone, no sabía que todos los médicos de este hospital estuvieran en quirófano a la misma hora -, y que la calle le corresponde al SUMA. Me he ido.

Hemos llegado a un punto que las personas no nos importan. ¿No hay un código de médicos que diga que tienen que ayudar al necesitado, aunque sea FUERA del hospital? Todo esto es un sistema y nada se puede salir de norma, aunque la norma sea del todo absurda. Aunque la recepcionista tuviera la desfachatez de defender dicha norma. La verdad es que todo esto da pena, mucha pena. Y menos mal que queda gente que se preocupa más y hace lo que puede. Yo me he quedado más tranquila, a pesar de no haber aportado mucha ayuda. La verdad es que no sé qué hacer en esas situaciones, aunque de haber estado sola supongo que habría actuado de forma similar a las otras personas. Pero de verdad, que me parece increíble el trato que se ha dado por parte del hospital. Pobre señora, espero que esté mucho mejor y que se le haya quitado el susto. Pero es que no hay derecho. Las personas, el individuo importa cada vez menos.