sábado, 29 de diciembre de 2012

¿Hedonismo o cabeza?

Hedonismo. Eso es una cosa. ¿Y qué es mi cosa? ¿Pensar? ¿Eso me convierte en una moralista o algo así? No, joder. Pero me gusta que las cosas vayan bien. Y al menos para mí, es inevitable pensar en las consecuencias de mis actos, y ver que un bien presente puede desembocar en un mal futuro, de un futuro próximo. No es algo como "si esta noche me emborracho destrozo mi hígado a los 50 años", no... Pero si veo que si hago X puede acabar explotándome en la cara, igual me decanto por no hacerlo aunque me apetezca. Porque menos me apetece que algo me explote en la cara. O hacer daño a alguien. Es bueno tener las cosas claras, y seguir la guía de tu propia persona, porque vamos a pasar mucho tiempo con nosotros mismos, y tenemos que estar siempre orgullosos con lo que hacemos. Yo hice muchas cosas guiada por el hedonismo, o por el "heat of the moment", que salieron mal o estaban mal; y actualmente no me arrepiento porque todo me hizo aprender... pero mentiría si dijera que preferiría haber aprendido sin hostiarme por el camino. Y por cómo soy, no quiero hacer nada que pueda hacerme sentir que no hago las cosas bien. El bien y el mal están ahí. Aunque cada uno tengamos una perspectiva de qué es cada cosa, están. Y no quiero hacerme daño ni hacerlo a nadie. Hacer lo que te apetece está genial, y vivir el momento también. Pero, ¿qué pasa si vives ese momento? Piénsalo. ¿Estás seguro de que esto (y sus consecuencias) es lo que quieres? Hay que saber hasta qué punto puedes dejarte llevar, y hasta qué punto eso puede hacer que te metas en algo que en realidad no quieres. No es tan fácil enfrentar esas cosas. ¿Tienes fuerza? ¿Estás preparado?

miércoles, 1 de agosto de 2012

Easy target.


Ojalá no necesitase cerrar de aquella forma las viejas heridas. Necesito todas las respuestas, o será algo que no dejará de atormentarme, en mayor o menor medida. Tengo que entender todo lo que ocurrió. El tiempo ha calmado mi pena, y ha ido descubriendo cosas que no había caído en la cuenta de su existencia y relevancia para poder formar una trama con sentido sobre lo que en mi pasado aconteció. Por qué él no me provoca un escalofrío, y tú sí. No tiene sentido en un mundo perfecto, pero éste no lo es, y el mío mucho menos. Jamás vas a darme lo que necesito, y lo sé. A veces tengo la sensación de que esto para mí nunca podrá acabar; noches como ésta, que soy un blanco fácil, y tú apareces de repente, sin anestesia. Cómo es posible, después de todo... Es absurdo preguntárselo, casi tan absurdo como seguir sufriendo esa punzada en el corazón cada vez que te siento. Los años pasan, y con ellos pasaron los llantos, las terribles dudas, el profundo dolor, y supongo que esto también pasará. Pero ahora mismo, sin poder apartar la mirada, cuesta convencerse de ello.

lunes, 23 de enero de 2012

El sueño de la razón produce monstruos

La época de exámenes se está volviendo mi particular muerte. Es como una muerte agónica. Los síntomas físicos son desde luego preocupantes: ansiedad, insomnio, pesadillas, taquicardias, dolor, agotamiento, apatía... La sensación es que me voy a quedar en el sitio, que en cualquier momento voy a perder el sentido, voy a caer, y todo será oscuro, y estaré sola. Pero lo que más asocio de esta época con la muerte, es que toda mi vida pasa por delante de mis ojos. Pienso en todo lo que me ha ocurrido, en su sentido, en qué podría haber hecho; los hechos relevantes se aparecen ante mí como tales, y no puedo hacer otra cosa que prestarles la atención que merecen. Al contrario de la muerte, no solo veo lo que ha pasado, sino lo que ha de pasar, cuáles son mis siguientes pasos, qué debo hacer si no quiero morir así. Todos soñamos con una muerte trágica, pero lo que necesitamos en verdad es irnos preparados, dejando atrás a personas preparadas para la pérdida. La vida plena quiero vivir. Veo lo que puede llegar a pasar cuando todo esto acabe, y vuelva a estar expuesta al día a día que yo he de construir. Es mi vida. Algunos dicen que hay que dejarse llevar, y que las cosas pasen solas, pero ese no es mi estilo. Mientras el poder esté en mi mano, tengo que ser consciente de que lo ejerzo y no estoy dejando casi nada al azar. No quiero estar viviendo a ciegas y dentro de un tiempo decir: ¿cómo he llegado a esto?, ¿esto es lo que yo quería, o lo más cercano a ello? No encuentro ni un momento de paz interior, tengo que estar siempre pendiendo de un hilo, qué voy a hacer si yo soy así y creo estas relaciones, estas situaciones, en las que siempre hay un elemento que me atormenta. Y ahora, más que nunca, en la maldita época de exámenes, los problemas me atormentan. Y evito hablar con la gente, porque si me pongo a hablar no paro, y el problema sería finalmente una realidad que mi propia voz sería imposible de acallar, retumbaría en mi cabeza con todas las palabras, sentimientos hechos texto, estúpida complejidad del pensamiento narrado que hace que esté más asentado. Aunque el problema exista, no puedo hacer frente ahora, y además creo que en esta época se siente todo de otra forma y no puedo estar segura de que todo vaya a seguir igual de negro dentro de dos semanas. Lo que quiero decir es... Que no me molestes. O me moriré de verdad. Sí, desde luego esto no es igual que la muerte, porque la resurrección ocurre y toda la mierda está esperándote para darte la enhorabuena. 
PD: mientras escribía esto he tenido dos taquicardias.