viernes, 21 de enero de 2011

Confesiones de una estudiante rallada y aburrida

Es una realidad, es un hecho. No me apetece estudiar.
Eso no está bien, porque me voy a dejar cosas, pero es que estoy hasta las narices. Y encima, ahora que estudio es cuando me acuerdo de todo lo que me puedo acordar en este mundo – curioso además, ya que ahora estoy estudiando para el examen de Psicología de la Memoria. Fíjate, que estudiando me ha saltado a la cabeza una canción que hace años y años que no escuchaba: You make me feel like dancing, de Leo Sayer. ¿Quién es? No lo sé. ¿Y POR QUÉ TENGO QUE ACORDARME AHORA, Y ENCIMA POR QUÉ SE ME TIENE QUE PEGAR LA MALDITA CANCIÓN? Que me gusta eh, pero no es el momento.
Pienso mucho en todo, todos los cambios que ha sufrido mi vida en los últimos años. He estado pensando en cuánto me torturaba porque había gente que me estaba dando la espalda a pesar de todos mis esfuerzos por lo contrario. Tantos cambios tan deprisa, tantos desengaños, tantos disgustos de repente. Pienso que 2007 fue uno de los mejores años de mi vida. Que 2008 fue el más estable. Y 2009, el maldito peor año. Siempre digo que el año nuevo no significa nada, que no es ninguna nueva etapa, pero con perspectiva parece que cada año ha tenido una tónica general. Curioso, ¿no?
El año 2010 parece haber sido, básicamente, un año de recuperación de los golpes de 2009 – y si nos ponemos ya muy generales, de todos los golpes de mi vida -, y de maduración. Ahora que es 2011 no noto el cambio de año, pero es posible que en 2012 me parezca que 2010 y 2011 no tuvieron nada que ver. Ojalá sea así, y me parezca que 2011 ha sido el mejor año de mi vida. Sigo sintiéndome vacía por todas mis pérdidas de 2009, pero no sé, quizá se me vaya pasando. Aunque parece que hay cosas que nunca van a dejar de atormentarme. Eso hace que, a pesar de que no me ha pasado nada realmente malo en 2010 – bueno, hubo una muerte dura, pero no comparada con las que habrá en un futuro que espero lejano -, no haya disfrutado el año como debiera, porque la verdad es que ha habido motivos para ser feliz en general. Temo que me pase lo mismo este año, y que esto no acabe nunca.
A veces creo que la mejor manera de sacarme el veneno es arreglándolo todo de alguna manera, pero las cosas están tan frías y rotas que es imposible. Así que me las tendré que arreglar yo sola. Esto tampoco es una novedad.