miércoles, 23 de febrero de 2011

Contar problemas, un asunto peliagudo...

Estoy cansada de ver a la gente que se queda mirando cómo su vida pasa, como si fuera un ser pasivo de una vida que es en realidad solo suya.

Contar un problema es síntoma de que te importa. Contar algo por el hecho de dar información o contar algo para desahogarse tienen una estructura diferente que contar algo porque quieres ayuda. Generalmente son fácilmente distinguibles en la práctica.
Trataremos el tercer caso: contar en el sentido de querer ayuda. Si lo cuentas, estás compartiendo el problema: estás haciendo partícipe a otra persona. Si el problema te importa, entonces quieres arreglarlo. Si el otro es partícipe, también quieren arreglarlo. Esto se demuestra en que si cuentas un problema y no recibes respuesta o ayuda, nada cambia: el problema sigue ahí, y no has hecho partícipe al otro. Es decir, si cuentas un problema, el fin de ello es recibir ayuda; así que, si no quieres ayuda, o si no tienes interés en arreglar el problema, entonces no te importa, y si no te importa… ¡no lo cuentas! Porque no tendría sentido contarlo.
Y me enfado, y me duele, porque me hacen partícipe y me hacen preocuparme – que incluye la palabra “ocuparse”, y no es una inclusión incidental – cuando en realidad no se quiere ayuda. No me gusta, porque no entiendo que se utilice una estructura cuando se siente otra.
En definitiva: si no quieres ayuda, habla con la pared, no conmigo. Soy altamente preocupable.

martes, 22 de febrero de 2011

Una de música



Álbumes que me flipan hasta la saciedad. Y con eso quiero decir, que me gustan de cabo a rabo, que no hay excepciones, que no hay nada prescindible. ¡Ahí van! (y no es por orden):


Discovery, de Daft Punk.
Blood Sugar Sex Magik, de Red Hot Chili Peppers.
In Your Honor, de Foo Fighters.
Franz Ferdinand, de Franz Ferdinand.
Wish You Were Here, de Pink Floyd.

domingo, 6 de febrero de 2011

Un átomo en el universo


"Estoy solo en la orilla del mar, pensando. Olas veloces, montañas de moléculas, cada una estúpidamente a su aire, miles de millones de separación, pero, a su vez, formando en su conjunto una espuma blanca. Eones y eones antes de que ningún ojo pudiera verlas, año tras año golpeando estruendosamente la orilla como hoy. ¿Por qué? ¿Para quién? En un planeta muerto que no hospedaba vida alguna. Sin descanso, torturado por la energía prodigiosamente derrochada por el Sol, vertida en el espacio, su poder hace rugir el mar. En la profundidad de los mares, todas las moléculas repiten los patrones las unas de las otras, hasta que se forman otros nuevos y complejos. Éstos crean otros a imagen y semejanza, y se inicia una nueva danza. Aumentando en tamaño y complejidad, seres vivos, masas de átomos, ADN, proteínas danzan un patrón cada vez más intrincado. Ha salido de la cuna para llegar a la árida tierra, ahí está de pie, átomos provistos de consciencia, materia provista de curiosidad, de pie frente al mar, maravilla de maravillas, yo, un universo de átomos y un átomo en el universo."

Richard Feynman.