Estoy cansada de ver a la gente que se queda mirando cómo su vida pasa, como si fuera un ser pasivo de una vida que es en realidad solo suya.
Contar un problema es síntoma de que te importa. Contar algo por el hecho de dar información o contar algo para desahogarse tienen una estructura diferente que contar algo porque quieres ayuda. Generalmente son fácilmente distinguibles en la práctica.
Trataremos el tercer caso: contar en el sentido de querer ayuda. Si lo cuentas, estás compartiendo el problema: estás haciendo partícipe a otra persona. Si el problema te importa, entonces quieres arreglarlo. Si el otro es partícipe, también quieren arreglarlo. Esto se demuestra en que si cuentas un problema y no recibes respuesta o ayuda, nada cambia: el problema sigue ahí, y no has hecho partícipe al otro. Es decir, si cuentas un problema, el fin de ello es recibir ayuda; así que, si no quieres ayuda, o si no tienes interés en arreglar el problema, entonces no te importa, y si no te importa… ¡no lo cuentas! Porque no tendría sentido contarlo.
Y me enfado, y me duele, porque me hacen partícipe y me hacen preocuparme – que incluye la palabra “ocuparse”, y no es una inclusión incidental – cuando en realidad no se quiere ayuda. No me gusta, porque no entiendo que se utilice una estructura cuando se siente otra.
En definitiva: si no quieres ayuda, habla con la pared, no conmigo. Soy altamente preocupable.